Antonio López de Santa Anna
Para reivindicarse con el pueblo por la pérdida de Texas, Santa Anna tuvo que sacrificar una pierna defendiendo el puerto de Veracruz y exaltar el valor de su pérdida, asegurando su "muerte inminente". El pueblo le perdonó su cobardía en la batalla con Texas, y su pierna fue sepultada primero en la Hacienda Manga del Clavo, propiedad del mismo Santa Anna, y luego fue trasladada a un monumento en el cementerio de Santa Paula en México. En este periodo del 8 de marzo al 10 de agosto de 1839, Santa Anna, como presidente interino, aprobó los convenios con Francia, en los que México se comprometía a pagar los 600,000 pesos demandados. Los franceses finalmente desalojaron Ulúa, no sin llevarse más de 60 cañones. Como el desorden continuaba, Santa Anna ordenó la clausura de algunos diarios y marchó a Puebla donde se había derrotado al ejército federalista y ordenó el fusilamiento del general Mejía. Regresó a la ciudad donde fue condecorado por el Congreso, pero como la amputación de su pierna aún no sanaba, Santa Anna le entregó el poder interino a Nicolás Bravo. |
Autor: Manuel Zavala (concepto), Angélica Barrientos y Beatriz Bezares (textos) |